UNIVERSIDAD
MILITAR “MCAL. BERNARDINO BILBAO RIOJA”
E.A.E.N. “CNL. EDUARDO AVAROA HIDALGO”
BOLIVIA
COMENTARIOS SOBRE EL ARTICULO APUNTES PARA UN ESTADO
PLURINACIONAL DE XIMENA SORUCO
Después de 185
años de ser un Estado Republicano, Bolivia pasó a ser un Estado Plurinacional
con cambios profundos no sólo en el concepto de la economía sino también en la
religión, idioma y otros aspectos.
En el modelo de
Estado se determina que la nueva nación boliviana está conformada por la
totalidad de bolivianos y bolivianas, las naciones y pueblos indígena
originario campesinos, y las comunidades interculturales y afrobolivianas que
en conjunto constituyen el pueblo boliviano.
Desde la crisis política del 2000, pero sobre
todo desde la victoria electoral de Evo Morales el 2005, la oposición política empezó
a señalar que había dos Bolivias, una indígena, arcaica, subdesarrollada y
pobre asentada en el occidente y otra moderna, con un mestizaje regional, exportador
y próspero, en el oriente.
Estamos viviendo un momento, un tiempo, una
oportunidad indudablemente histórica –lo que Zavaleta denominaría “un momento
constitutivo de la historia de Bolivia”–. Lo señalo de esta manera porque
habría en los debates un cierto tono en la caracterización del momento y de la
historia como de dificultad y embrollo, pero sobre todo quisiera incidir en los
modos de enunciar este acontecimiento desde la división entre pensamiento y
acción. Entre el acto de pensar y el acto de hacer, producir y realizar. Viejo
tema de la filosofía y exquisitez de la academia moderna, no pretendo
reiniciarlo ni mucho menos activarlo en este debate: idea y materia, mente y
cuerpo, teoría y práctica, trabajo intelectual y manual, producción abstracta y
real[1].
Entonces volvamos para aprender de las
lecciones de los movimientos sociales e indígenas del proceso boliviano, que es
ante todo el regreso de la Bolivia plebeya, o como diría René Zavaleta, los
únicos que han persistido, ambicionado y soñado con la nación han sido los que
no participaban ni contaban en el Estado, estas luchas de liberación que
denominaba lo “nacional-popular” han sido y son las luchas de los que no son parte
ni cuentan para el Estado existente (Zavaleta, 2009). De esta manera, el tema
de las perspectivas acerca del Estado no sólo afecta en la percepción y en el
sentido de lo que puede ser estatal, sino que es, sobre todo, otra experiencia
y consistencia de lo material estatal. Es decir, con la misma palabra “Estado”
se habla de distintas cosas y se entiende distintas cosas; son, por lo tanto,
categorías diferentes y de órdenes de saber y conocimiento distintos.
El
argumento que aquí se desarrolla es que la dirigencia, de vertiente criolla,
que desde la independencia de 1825 pretendió representar a la nación, es decir,
se asumió como sujeto nacional, hoy ha dejado de serlo. Esta incapacidad de
encarnar un proyecto nacional, aunque se torna visible recién en este nuevo
siglo, se inicia con el Estado de 1952 que pretendió construir una burguesía nacional
y un discurso de mestizaje que unificara estas “dos Bolivias” en una nación
homogénea.
Este
enfoque territorial, regional, departamental, aplicado al análisis de los datos
es útil para identificar los factores y abordar el grado de consistencia
fáctica que tendría la “media luna” en Bolivia, entre su dimensión económica y
sociopolítica. En una anterior investigación se concluyó que ella es una
“metáfora territorial que expresa la idea de la existencia de dos Bolivias, y
sintetiza el proyecto territorial expansivo de las élites regionales, mediante
la estrategia de preeminencia de la escala meso con modalidad de gobierno
autocentrado y la correspondiente reducción de la dependencia y el control
central estatal” [2].
Dicho en
otros términos es más proyecto político que realidad económica, sociocultural o
política; sin embargo, es conveniente extender el análisis estadístico, hacia
una serie temporal adecuada, para comparar la relevancia regional que tienen
distintas variables sociopolíticas e indagar a partir de cuáles de ellas se
pretendería construir un proyecto semejante. El tratamiento dinámico de la
información es también adecuado porque coincide con la etapa de transición en
la vida política e institucional de Bolivia, desde los gobiernos transitorios
que siguieron al segundo de Sánchez de Lozada, el triunfo electoral contundente
de Evo Morales y su primer periodo de gobierno.
El Estado Plurinacional es la transición a
una posible nueva modalidad de estatalidad para recorrer una construcción
alternativa de proyecto civilizatorio, siempre y cuando tenga la capacidad
bifronte de tratar lo interno y externo en relación a la emergencia geopolítica
sudamericana, y así hacer posible su incidencia y concurrencia en los procesos
globales y de turbulencia sistémica. Es una transición de la que apenas
esbozamos el umbral, porque estamos en el tránsito de la crisis de Estado –que
se inició a fines de la década de los setenta, se pretendió remontar a través
del neoliberalismo y, finalmente, demostró la profundidad y severidad de sus
contradicciones y grietas el año 2000– a la construcción del Estado
Plurinacional como refundación del país y de la sociedad plural.
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